lunes, 4 de julio de 2016

UN VERANO PARA CRECER


    UN VERANO PARA CRECER



Nuestra diócesis, que vive con gozo el XIV Sínodo Diocesano, entra en momentos claves con la profundización para la creación de un laicado cada vez más formado y más transformado en un mundo cada vez más necesitado de Misericordia.

El Sínodo debe ser una puesta en escena de la corresponsabilidad.
Todos somos llamados a vivir la conversión pastoral, es decir, el que entre todos, desde el Bautismo, somos llamados a “renovar y fortalecer la fe”.

El verano debe ser un tiempo para descansar que es la mejor manera de invertir en un mejor servicio. También un tiempo para dedicarse a crecer por dentro en una acogida a las ofertas de espiritualidad de nuestra diócesis. 

Desde el cursillo de verano a los retiros y ejercicios espirituales pueden ser momentos para dedicar al Señor y poder también escuchar la voz del Maestro que nos sugiere: “Venid a un lugar a descansar”.

Es un tiempo precioso para dedicarse más a la familia. Familia que reza, que convive, que comparte, que se dedica tiempo, permanece unida.

Así lo recuerda el papa Francisco en su preciosa exhortación postsinodal sobre la alegría de la familia. Sería un gran momento, el verano, para leer este gran documento firmado por el papa Francisco. Os aconsejo también en este tiempo la lectura de tantos buenos libros que nos ayudan a crecer y a cultivar todas las virtudes y valores que necesita el corazón humano.

Por último, verano también es ese tiempo estival para compartir con los amigos. Momentos para hacer peregrinaciones, para turismos culturales, para vivir las fiestas. Todo lo humano nos interesa a los discípulos de Jesús. No podemos perdernos estas ofertas para que sigamos apostando por humanizar la sociedad para crear una realidad social más rica, donde podemos ir creando unas relaciones nuevas a través de tantos encuentros
culturales. El reflexionar, orar, leer sin prisa es una buena inversión.

Los pensadores actuales que apuestan verdaderamente por la persona nos recuerdan que el gran reto es devolver y recordar que tenemos alma y que no podemos vivir de consumismo y de tantas cosas que a veces nos impiden crecer por dentro para servir por fuera.

Hagamos un verano distinto. Construyamos entre todos una realidad nueva convencidos, con el papa Francisco, que otro mundo es posible.

† Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria-Cáceres