EL VIEJO
VIOLÍN
(Construir
desde nuestra pobreza)
Seguramente que la mayoría
conoce aquello que se cuenta que ocurrió en Madrid en el Teatro Real, de uno de
los mejores violinistas del mundo, Pablo de Sarasate. Al terminar el concierto
salió por otra puerta del Teatro, por la puerta de atrás. Al salir se encontró
con un mendigo y con un grupo de admiradores
que le esperaban y no querían dejar de seguir aplaudiendo su intervención.
Al ver al mendigo con su
violín viejo lo tomó y durante unos minutos tocó en la calle de una manera
increíblemente bella. Al terminar él mismo
pasó el sombrero del mendigo que se llenó de billetes y de monedas como
nunca jamás se vio de lleno. Aquel hombre de la calle se echó a llorar ¿Para qué
lloras? Le dijo el gran violinista al mendigo. Quizás por ver tanto dinero. No,
le contestó, lloro sencillamente porque no pensaba que de un violín tan viejo
pudiera salir tan hermosa melodía.
Sacar de un violín viejo tan
hermosa melodía es la aventura y la realidad de nuestra vida cuando vemos cómo
el Señor construye desde nuestra pobreza. Nuestra vida, nuestro corazón, como viejo violín sólo requiere un Maestro
que, dejándole que haga su voluntad en
nosotros descubriremos las maravillas del Amor de Dios.
Es necesario construir desde
nuestra pequeñez como trampolín para construirnos la música de Dios. Cuando somos
capaces de confiar nuestra vida como violín viejo y nos ponemos en las manos de
Dios, Creador y Padre, nuestra vida se
transforma en un canto de Misericordia y la alegría nos invade al ver las maravillas de Dios cuando construimos
desde nuestra pobreza.
El vino viejo conforme pasa
el tiempo se hace más bueno, más gustoso, tiene más sabor- Cuando somos capaces
de aceptar y construir nuestra pobreza y limitaciones, nuestra vida se
transforma, se hace melodía y armonía de Paz y Amor.
Es necesario construir y
vivir en la alegría que el gran reto de
la santidad es “no tirar la toalla” sino
creer como creyó María que “para Dios nada hay imposible”
Cuando nuestra vida, como la
de la Madre de Dios y la de los santos se construye desde la realidad de
nuestra pobreza se va transformando
nuestro corazón que se hace cada vez más instrumento de la bella melodía
del Amor de Dios.
La pobreza aceptada es el
camino hacia la paz y el trampolín de la santidad.
+Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria-Cáceres
ceres