TABOR
He subido de día y de noche al
Monte de la Transfiguración. Siempre he vivido el gozo de tu Presencia. Me he
sentido “hijo amado” y la predilección de tu Corazón.
Aquellas preciosas llanuras que
se contemplan hacia el lago Tiberiades. Abajo Naim donde resucitaste al hijo de
la viuda de Naim.
Allí me sentí siempre como con
“alas” para volar y después “bajar” del Monte de la Transfiguración, de la
intimidad con Dios para bajar al valle de la desfiguración donde sufren
nuestros hermanos.
+Francisco
Cerro Chaves
Obispo de Coria-Cáceres