viernes, 18 de julio de 2014

La ternura de Dios


Recuerdo siempre su rostro, su cansancio, sus manos, su ternura. Fue en una visita pastoral que hice a las Hurdes. Llovía.
Ante aquélla mujer, ante aquélla escena, descubrí toda la riqueza que encierra el corazón humano, cuando todo se vive desde Dios.
Su nombre resumía toda la sencillez y la belleza de quien ha cumplido años, pero sobre todo ha cumplido sembrando esperanza.
María, sencillamente, fue en aquélla mañana una brisa de esperanza.