(Orar con Jn. 1, 6-8.19-2)
El Anuncio de
este texto evangélico es siempre saber que, desde el amor de Dios, nuestra vida no sólo
tiene solución, sino que sabemos que la vida, vivida desde Dios, es siempre
solución, desde el anuncio de la Buena Noticia que se llama Jesús.
Anunciar la
vida es denunciar la cultura de la muerte. Anunciar la Navidad, o sea, que Dios
se viene a vivir nuestra vida para que nosotros vivamos la suya, es saber
que todo anuncio de vida es hoy un proyecto progresista. ¿Existe un avance más
grande que proclamar un Sí a la vida desde su concepción hasta una
muerte digna? La vida no es una amenaza. La vida es la mejor noticia. Hay que
proclamar con valentía y con alegría que, al conocer a Jesús, nos ha tocado
la lotería, porque la vida, desde entonces, no tiene comparación. El
anunciar, con la vida, el Dios cercano, es arrasar con todas las soledades que
habitan en nuestro mundo lejos de Dios y del Evangelio. Sin Él nos esperan
todas las soledades que son posibles en el corazón humano. Es necesario
anunciar que Jesús es Dios con nosotros y, por tanto, el remedio a las grandes
soledades que amenazan siempre nuestra alma, ya que no es bueno que el
hombre esté solo, tiene a Jesús que nace en la Navidad.
Gritar, hoy,
con todas nuestras fuerzas el Evangelio, proclamarlo con la propia vida, es el
anuncio gozoso de que Dios vive con nosotros. Es el anuncio gozoso de
que Dios ha puesto su tienda entre nosotros. ¿Acaso el Cristo vivo de la
Eucaristía no es el antídoto a todas nuestras tristezas y soledades? Anunciar
la luz que es Jesús es decir que denunciamos una sociedad que ha perdido el
norte porque no le importa el sur del hermano pobre, ni la
esclavitud, ni el hambre... Anunciar que Jesús es un derecho de la Humanidad es
erradicar de la tierra lo que nos hace menos humanos y nos enfrenta con
nuestros propios hermanos.
Juan El
Bautista, al proclamar la cercanía del Mesías, el Dios, que su delicia es vivir
con los hijos de los hombres, en el fondo, está apuntando a la solución
de los grandes conflictos que aquejan a la Humanidad. El día que cumplamos sólo
una parte del Evangelio, tendremos un mundo nuevo y una sociedad de hermanos.
El cristianismo crea y forma peregrinos que saben a dónde van, saben el sentido
pleno de la vida, conocen la meta de todos sus deseos que Dios ha puesto en el
corazón humano. Nuestro mundo crea vagabundos, hombres y mujeres que no saben a
dónde van, que no tienen claro ni de dónde vienen, ni a dónde se encaminan sus
pasos. Camina, pero no sabe cuál es el objeto de su vida. El peregrino anuncia
la Buena Noticia donde dirige su camino. Porque nos has hecho para Ti, y
nuestro corazón está inquieto hasta que descase en Ti, el mejor anuncio
siempre será: anunciar que, como peregrinos, caminamos a Belén, a la vida que
es Jesús, libres y alegres porque, anunciando la Buena Noticia, nos ha
tocado la lotería.