Nunca
pensé, Señor
que
las cosas
me
saldrían tan mal.
Desde
hace tiempo
vivo
con la impresión
de
que mi vida
no
tiene solución.
Estoy
entrando
en
un camino peligroso
donde
lo voy perdiendo todo
y no
me queda nada.
Anoche
miré tu cielo
y me
estremecí.
No
puedo vivir la vida solo.
Te
necesito cada día.
Es
necesario abrirse
a la
esperanza.
Anoche
volví a experimentar
que
nunca estaré solo
cuando
te acepto a ti
en
la pobreza de mi vida.
Amén.