La
pregunta siempre nos centra en el Amor.
Es el
Amor el que ha llevado a los mártires a dar la vida, a los confesores a tratar
de transmitir la fe con la vida, a las vírgenes a consagrar su vida con un amor
que se entrega.
Pedro,
¿me amas?
El Señor le ha preparado un almuerzo. Me fío de un Dios que te
prepara al amanecer un desayuno. Él está en los pequeños detalles con un gran
amor.
Solo
cuando amamos al Señor Él nos encomienda grandes amores como le encomendó su
Madre a San Juan.
Si
amamos al Señor no nos preocupemos, porque el Señor no nos esconderá nada.
La
clave es siempre el Amor, es quererle con un amor que “entrega la vida” y sobre
todo con un Amor que es capaz de transformar el mundo según el Corazón de Dios.
¿Qué
respondemos cada uno de nosotros cuando, en la orilla de la vida, el Señor nos
pregunta “me amas”?