Año de edición: 2010
ISBN: 978-84-96567-95-5
La parábola del fariseo y el publicano,
según el relato de Lucas, nos puede ayudar a vivir en la Iglesia como verdadero
pueblo de Dios, caminando en nuestros días a la luz del Evangelio de Jesús, “con
sus mismos sentimientos”.
Para ello es necesario volver a lo esencial,
bebiendo de las fuentes que hicieron surgir este movimiento de seguidores de
Jesús resucitado, que desean vivir en comunión, compartiendo lo que son y lo
que tienen para la transformación de nuestro mundo y así acercar la llegada del
Reino de Dios.
Esta parábola nos dice que es preciso poner los ojos en Jesús para que
transforme nuestra vida. Que no debemos
juzgar al hermano, viviendo una profunda humildad. Porque, para trabajar juntos, hay que respetar las
distintas sensibilidades que existen en nuestra Iglesia, experimentando lo que
tan bellamente expresaba san Agustín: Unidad
en lo esencial, pluralidad en lo que es opinable y no es esencial y en todo y
siempre la caridad.
(De la contraportada
del libro)