Muchas veces, Señor,
las noches oscuras de mi vida,
es verdad que han sido momentos
de mucha soledad.
Sin embargo,
tú nunca has estado lejos,
te encontraba cercano y amigo
en todas las encrucijadas de los caminos.
Siempre me queda la
esperanza
de saber que no juegas al escondite conmigo,
que estás siempre a mi lado
compartiendo mis horas difíciles.