martes, 9 de abril de 2013

Corazón vivo (1ª edición)


Corazón de Cristo, fuente de vida
Editorial: Editorial TAU. Francisco López Hernández, Editor
Año de edición: 1994 (1ª edición)
ISBN: 978-84-87328-52-7 (1ª edición)

El Corazón de Jesús es Dios amando con un corazón humano. ¿Te atreves a descubrirlo?...
Es necesario saber que el Corazón de Cristo es “un tesoro que llevamos en vasijas de barro”. Es decir, no es fácil el presentar un amor tan radical como el de Cristo que “da la vida”, con nuestras pobres palabras. Con nuestras pobres expresiones.
Pero vamos a intentarlo dejándonos conducir por el que formó el Corazón de Cristo en las entrañas de María Virgen: El Espíritu Santo.
El Señor amó con Corazón humano. Sintió con Corazón humano. Se “conmovían sus entrañas” cuando contemplaba a las gentes que “andaban como ovejas sin Pastor”.
Jesús amó con un latido humano y la vida espiritual es un camino de vivir la vida desde el Corazón de Cristo. Es el encuentro de dos corazones: el de Jesús y el nuestro, que se abren al servicio de la Redención del mundo.
La vida cristiana es vivir desde Cristo las mil y una circunstancias de la vida. Es atreverse a querer a todos. Es creer en el amor porque estamos abiertos a la esperanza.
Vamos a presentar al Corazón de Cristo, como “principio vital” de la vida espiritual.
Conocer a Jesús es lo mejor que nos puede ocurrir en la vida.
Amarlo es tocar la alegría sin fin al comprobar que “Él nos amó primero”.
Seguirle es la locura que no acaba nunca, porque “hemos conocido el Amor”.
Nos vamos a acercar al Corazón de Cristo:
1) Herido por nuestros pecados.
2) Como fuente inagotable de amor.
3) Refugio en todos los momentos.
4) Descanso en las horas de fatiga.
“Corazón de Jesús: Cómo siento la pobreza del vocabulario humano que no tiene palabra que pertenezcan exclusivamente a Ti y que llama con la misma palabra, corazón, esa hoguera de cariño que llevas en el pecho y esta miseria de carne fría, egoísta y dura, que llevamos los hombres.
Y con el mismo vocablo, amor, el fuego que allí sale purificador, abrasador y divinizador, y éste a veces fuego que mancha, achicharra y destruye, y otras frío que endurece y mata…”
Obispo, Manuel González (+)
 (De la introducción del libro)