Editorial: Editorial TAU. Francisco López
Hernández, Editor
Año de edición: 1994 (1ª edición)
ISBN: 978-84-87328-52-7 (1ª edición)
El Corazón de Jesús es Dios amando con un
corazón humano. ¿Te atreves a descubrirlo?...
Es necesario saber que el Corazón de Cristo
es “un tesoro que llevamos en vasijas de barro”. Es decir, no es fácil el
presentar un amor tan radical como el de Cristo que “da la vida”, con nuestras
pobres palabras. Con nuestras pobres expresiones.
Pero vamos a intentarlo dejándonos conducir
por el que formó el Corazón de Cristo en las entrañas de María Virgen: El
Espíritu Santo.
El Señor amó con Corazón humano. Sintió con
Corazón humano. Se “conmovían sus entrañas” cuando contemplaba a las gentes que
“andaban como ovejas sin Pastor”.
Jesús amó con un latido humano y la vida
espiritual es un camino de vivir la vida desde el Corazón de Cristo. Es el
encuentro de dos corazones: el de Jesús y el nuestro, que se abren al servicio
de la Redención del mundo.
La vida cristiana es vivir desde Cristo las
mil y una circunstancias de la vida. Es atreverse a querer a todos. Es creer en
el amor porque estamos abiertos a la esperanza.
Vamos a presentar al Corazón de Cristo, como
“principio vital” de la vida espiritual.
Conocer a Jesús es lo mejor que nos puede ocurrir
en la vida.
Amarlo es tocar la alegría sin fin al comprobar que “Él nos amó
primero”.
Seguirle es la locura que no acaba nunca, porque
“hemos conocido el Amor”.
Nos vamos a acercar al Corazón de Cristo:
1) Herido por nuestros pecados.
2) Como fuente inagotable de amor.
3) Refugio en todos los momentos.
4) Descanso en las horas de fatiga.
“Corazón de Jesús: Cómo siento
la pobreza del vocabulario humano que no tiene palabra que pertenezcan
exclusivamente a Ti y que llama con la misma palabra, corazón, esa hoguera de cariño que llevas en el pecho y esta
miseria de carne fría, egoísta y dura, que llevamos los hombres.
Y con el mismo vocablo, amor, el fuego que allí sale
purificador, abrasador y divinizador, y éste a veces fuego que mancha,
achicharra y destruye, y otras frío que endurece y mata…”
Obispo, Manuel González (+)
(De la introducción del libro)