CUENTOS DOMINICALES
15-11-2020
Había dos vasijas de barro que un criado llevaba llenas de agua fresca a la mesa de un Rey. Una de ellas cumplía su misión perfectamente. La otra vasija de barro tenía muchos agujeros por donde se vertía el agua que cuando llegaba a la mesa real era poco el agua que llegaba. Casi toda se perdia por el camino.
Y esta vasija se lo dijo al criado. Quitame como vasija porque ya no sirvo para nada. Pierdo casi todo el agua y decepciono a su Majestad que espera más. Le contestó con sabiduría el criado. Hoy mismo me ha dicho el Rey lo contento que esta contigo, pues el agua que se vierte ha dado lugar que se rieguen y salgan flores a la vera del camino por donde tu pasas y esas flores el criado las pone junto al agua en la mesa real y hacen las delicias de su Corazón.
Nuestras pobrezas y agujeros desde Dios pueden dar vida.
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Arzobispo de Toledo, Primado de España