CUENTOS DOMINICALES
23-8-2020
Desde el monasterio se divisaba una montaña alta siempre nevada. Era alegría en el corazón de los monjes que siempre contemplaban la hermosa montaña a lo lejos.
Un monje muy piadoso una manaña de invierno fue citado por el mismo Dios en la falda de la montaña. Le puso dos condiciones.
Tenia qué salir del monasterio antes de la salida del sol y segunda llegar antes de que anochezca. El tiempo que tenía era todo el día caminando.
Salió con su mochila de peregrino por los caminos. Los evangelios, un pan duro y unos higos secos era su equipaje.
Tuvo pocas dificultades para llegar. Solo al final del camino cuando estaba a punto de llegar a la falda de la montaña alta. Un viejo campesino le gritó que le echase una mano. Su carruaje habia quedado atrapado en el barrizal y los bueyes no podían sacarlo.
Miró el reloj y no se lo pensó dos veces. Como pudieron sacaron el carruaje del barro y le sonrió el viejo campesino. Cuando llegó al punto de encuentro se dio cuenta que llegaba tarde y ya no le esperaba el Señor...
Y cuando triste volvía a su monasterio le llamó desde la falda del monte el viejo anciano... Qué aparcando su carruaje descubrió que era el mismo que ayudó en el camino y que le abrazaba agradecido...
Y desapareció la imagen y volvió muy contento al monasterio después de su cita con el Señor de la vida.
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Arzobispo de Toledo, Primado de España