Cuarto domingo de Pascua.
Yo soy la puerta.
3-5-2020
Jn 10,1-10
Éste cuarto domingo de Pascua, llamado del Buen Pastor, nos lanza a mirar al Resucitado que vive para cuidarnos, para cuidar a sus ovejas.
¿Cómo nos cuida el Pastor bueno, el Pastor hermoso que habla Juan?
1. Dando la vida por cada una de sus ovejas. También las alejadas y las ovejas descarriadas que no son tan pocas. No escatima el Señor esfuerzo para que llevándonos junto a su Corazón, descubramos que su ternura y su misericordia es nuestra salvación...si llevas cuenta de los delitos Señor, quien podrá resistir, pero de ti procede el perdón e infundes respeto, nos recuerda el salmo. El Buen Pastor nos atrae con lazos de Amor. No le va pegando puntapiés a la oveja hasta que vuelva...porque quien le gustaría vivir al lado de quien no nos trata bien y que no nos demuestra su amor incondicional.
2. Nos salva el Pastor de corazón hermoso de nuestras estupideces y torpezas. Habrá pocos animales tan torpes para volver y tan poco espabilados para ser presa fáciles de los lobos. Todos hemos escuchado a los pastores lo modorra que son las ovejas. Tan necesitadas de todo. Solo les salva que conocen la voz del Amo y son dóciles cuando descubren en quien confiar. Siempre son poco ágiles y nunca, como no se les ayude, no saben ni entrar ni salir. Necesitan siempre. Son frágiles y necesitadas de todo.
3. El Buen Pastor nos salva de la perdición, porque Jesús es la puerta que conduce a la Verdadera vida. Jesús es pastor y pasto. Puerta y camino. Fuente y sediento. Es su Corazón la puerta estrecha, que Jesús habla para ir por el camino de la salvación. Los que la encuentran suelen ser los humildes y sencillos. Los autorreferenciales y los complicados no dan con ella. Es el misterio del Buen Pastor manso y humilde, que es la puerta de entrada del Reino y su carne inmolada, el pasto con que nos alimenta a los que vivimos en la intemperie de la vida.
+ Francisco Cerro Chaves
Arzobispo de Toledo, Primado de España