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sábado, 18 de abril de 2020

NUESTROS MAYORES, LOS MAS VULNERABLES


NUESTROS MAYORES LOS MÁS VULNERABLES

Escrito dominical, 19 de abril de 2020

Ante la pandemia que estamos sufriendo del Covid-19 seguimos rezando para que, entre todos y con la ayuda de Dios, que nunca falla, salgamos de esta situación que tiene a toda la humanidad “contra las cuerdas”. La gravedad del momento no solo es cifras de muertes, de contagios cada día, y de muchos que han superado o están superando la enfermedad, sino el rostro concreto de tantas personas y familias cuyo dolor es inmenso e inconsolable.
Nuestros mayores están siendo los más vulnerables. El Papa Francisco lo ha recordado varias veces, durante la misa en Santa Marta, y a lo largo de este tiempo de confinamiento:
“Querría -dijo el pasado 17 de marzo- que hoy rezáramos por los ancianos que sufren este momento de manera especial, con una soledad interior muy grande y a veces con mucho miedo.
Roguemos al Señor para que esté cerca de nuestros abuelos, de nuestras abuelas, de todos los ancianos y les dé fuerza. Ellos nos dieron la sabiduría, la vida, la historia. También nosotros
estamos cerca de ellos con la oración” (17 de marzo de 2020).
Muchos de ellos han muerto en soledad, pero con la ayuda inmensa de un personal sanitario que nunca ha tirado la toalla ante situaciones que les desborda.
Igualmente, nuestro personal que trabaja en residencias de mayores está dando lo mejor que tiene, arriesgando su vida ante la falta de medios que no llegaban. Además, algunos de ellos también se han contagiado.
Nuestros mayores son la generación que más ha luchado por nosotros, por el estado de bienestar, por consolidar la convivencia democrática, sin renunciar en ningún momento a tantos valores cristianos; adaptándose a las circunstancias y respetando a todos, con la sabiduría que da el haber pasado por muchos sufrimientos. Muchos se han ido sin poder despedirlos. Un sencillo responso en el cementerio con tres personas y el sacerdote, respetando
toda la normativa sanitaria, y nada más.
Son muchos los que me han pedido que cuando se pueda tengamos en la Catedral Primada un funeral donde podamos ofrecer la Eucaristía, lo más grande que tenemos los cristianos, por cada uno de nuestros diocesanos que nos han dejado, nombrándolos expresamente. También en esa solemne Eucaristía podremos agradecer el servicio impagable a todos los que se han desvivido hasta el final por sacar adelante a nuestros mayores y a los más vulnerables.
¡Cuantas iniciativas para paliar el dolor y el sufrimiento cuando no llegaban a su tiempo los medios necesarios en estos momentos críticos! Me consta tanta generosidad del personal sanitario, el cuidado cariñoso en las residencias de mayores, la disponibilidad sin reservas del voluntariado cristiano y la paciencia de la inmensa mayoría, que se ha quedado en casa para frenar un gigante que nos desborda. Tantos sacerdotes ayudando y cuidando por hacer
presente el amor del Señor que, sin grandes titulares y con humildad, sus feligreses han podido sentir muy cercano gracias a su ministerio; porque sabemos que el tesoro de la Iglesia son las
personas, especialmente los más vulnerables, los más necesitados, los niños y los mayores. Una sociedad que no cuida y se desvive por sus mayores es una sociedad gravemente enferma. Entre
todos ya estamos saliendo, aunque las heridas son inmensas. En este tiempo de Pascua, y siempre, nuestra confianza y esperanza está puesta en Jesucristo Vivo y Resucitado, Señor de la historia.

+FRANCISCO CERRO CHAVES
Arzobispo de Toledo. Primado de España