Tercer domingo de Pascua.
Emaús.
26-4-2020
Lc
24, 13-35.
El Señor resucitado sigue cumpliendo con su cita habitual en el cenáculo,
en la Galilea de la vida y en los caminos de los decepcionados de la vida.
Emaús es un camino muy recorrido por la humanidad. Sobre todo para los que se
instalan cómodamente en la queja, para no hacer nada. Emaús es el camino que
pueden recorrer también comunidades, parroquias, personas… que no han
descubierto lo que para ellos es decepcionante, la cruz. Es como el Señor nos
ha descubierto un amor hasta el extremo, no nos ha amado en bromas.
1. Jesús
se pone a caminar con ellos. Les escucha hasta el final. No les interrumpe.
Escucha una por una sus aburridas quejas de siempre. Hace el camino el Señor
con todos los decepcionados de la vida.
2. Ante
la pregunta de Jesús sobre lo que hablan por el camino, quedan delante de Él
rematadamente pobres. De que vamos hablar sino de Jesús el Nazareno. Proclaman
que Cristo ha muerto pero no tienen ni la convicción, ni la luz del Resucitado.
Dicen las palabras de todos los decepcionados de Cristo y de la vida...nosotros
esperábamos. ¿Qué esperabas tú de Jesús? ¿De dónde brotan nuestras decepciones?
3. Jesús
les quita del horizonte, el nosotros esperábamos de los decepcionados, para
afirmar, era necesario. Todo lo que ha ocurrido, ocurre o ocurrirá era
necesario para entrar en su gloria...y comenzando por los profetas, los salmos…
les explicó su vida y la nuestra a la luz de su Palabra.
Pedirle al Señor que nos explique nuestra vida desde la Palabra de su Corazón.
Vivir con la convicción de que el caminante resucitado acompaña nuestros
caminos.
+ Francisco Cerro
Chaves
Arzobispo de
Toledo.Primado de España