VII domingo del tiempo ordinario.
Amad siempre.
Mt 5, 38-48.
El evangelio de Jesús tiene radicalidad porque Jesús va a
por todas. Se puede amar a nuestros enemigos, si el Señor nos da la gracia de
los sentimientos de su Corazón. Siempre me acuerdo de aquella frase lapidaria
de Lacordiere. Si quieres ser feliz un instante, vengate; pero si quieres ser
feliz siempre, perdona. Esa es la gran propuesta humana del evangelio, que es
como Jesús humano y divino.
1. Jesús desde su fidelidad sin fisuras al decálogo va mucho más allá en Aquel
que nos ha amado hasta el extremo. En el fondo lo que nos enseña Jesús con su
vida a vivir, no tiene comparación con nada. Es tan radical como original. Y a
la vez es sencillo, porque vivido con Él, es volver a encontrar siempre el
encanto de la vida con Dios para no vivir en el desencanto de la vida.
2. Jesús nos da aquí una de las respuestas más claras a los retos que tenemos
hoy de cristianos cansados y sin alicientes. Ser cristiano es para muchos una
carga insoportable. No han descubierto el Corazón de lo que les parece una Ley
sin vida ni entrañas. Cuando se vive desde el Amor de Dios, todo tiene el sabor
de la vida verdadera, que no se vive solo de leyes, sino del amor personal de Jesús.
3. En el fondo lo que Jesús nos ofrece no es más cantidad de leyes o preceptos,
sino la calidad, el Corazón que entrega la vida por amor. Es siempre crecer por
dentro, para servir por fuera. Es saber que el cristianismo es la religión de
la caridad, del Corazón del Amor que no se queda en un formalismo, sino en un
amor que se toma en serio la relación con Dios Padre y con la caridad con todos
los hermanos más necesitados.
+ Francisco
Cerro Chaves
Arzobispo electo
de Toledo
Administrador
Apostólico de Coria-Cáceres.