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lunes, 24 de febrero de 2020

HOMILÍA MIERCOLES DE CENIZA, 26-2-2020


Miércoles de ceniza.

Mt 6,1-6. 16-18.

Cuarenta días de cuaresma es como una olimpiada de amor para vivir el misterio central de nuestra fe, Cristo muerto y resucitado. Nos preparamos durante cuarenta días con el baño de la Palabra y la vida.

Siempre el evangelio que se lee de Mateo me habla de lo esencial del cristianismo, religión del Corazón, donde se crece por dentro para servir por fuera. El fariseísmo es una práctica religiosa sin corazón.

1.  Jesús va a poner en su sitio las bases de la persona religiosa en su relación con Dios. La oración, el ayuno y la limosna son las herramientas vividas bien en la profunda relación con Dios. Cuando oréis, que vuestra oración sea gratuita y transformante. Crecer por dentro, para servir por fuera. Orar en el Corazón de Cristo es tener sus sentimientos. Ser bueno de verdad. Los fariseos que aparecen orando en el evangelio se pasan la oración contándole a Dios lo bueno que son y juzgando a los demás por lo malo que son. Su oración es su derecho para juzgar a Dios y a los hermanos. No tiene el sello de la humildad que la haría radicalmente cristiana. La cuaresma es un tiempo para comprometerse a orar todos los días y que nuestra oración sea cristiana porque nos lleva a una vida coherente.

2.  Cuando ayunéis tenéis que lavaros el corazón de lo que nos impide crecer en mansedumbre y humildad. No se ayuna más que para tener hambre y sed de Dios y compartir con los más necesitados imitando así tu generosidad. El ayuno que quiere el Señor es para vivir la caridad y para eso es necesario el olvido de sí. No es un ayuno negativo, es más bien como cuando se poda un árbol, que siempre es para que tenga más vida y la savia circule por todo su ser revitalizando todo. La cuaresma es siempre el tiempo de la poda que anuncia en pleno invierno que está cerca, la primavera perenne de la Iglesia que es la pascua florida.

3.  Cuando deis limosna hacerlo con un corazón humilde. Dar y darse es la mejor expresión de la limosna cristiana. Los santos Padres hablan de que la limosna es la misericordia. Es ser misericordiosos como vuestro padre es misericordioso. Toda conversión pasa por el bolsillo. Toda limosna en el fondo es decir a cada persona, tú me importas, tú eres precioso para Dios y para mí y hago lo que puedo por ti, dándote mi tiempo, mi vida, mi ayuda económica y sobre todo, mi mirarte a los ojos. Me acerco a los pobres,  no me alejo de ellos. Seguramente que ellos me necesitan, pero no menos que yo les necesito a ellos, para que contemple en sus rostros a Cristo.


+ Francisco Cerro Chaves
Arzobispo electo de Toledo
Administrador Apostólico de Coria-Cáceres.