IV domingo de Adviento
Nacido de mujer
Mt 1, 18-24.
Tocando con los talones la Navidad, la gran protagonista es María que trae en su seno virginal el Autor de la vida, la esperanza deseada. Jesús, que significa literalmente Yahvé Salva, nació de la Virgen María desposada con José.
1. La encarnación del Verbo, el nacimiento de Jesús ha marcado la historia de la humanidad y la vida de quien se lo cree. Desde que Jesús se ha venido a vivir nuestra vida, para que nosotros vivamos la suya, el misterio de la encarnación nos habla continuamente de que todo lo humano es digno de ser vivido, porque todo lo ha vivido Cristo o lo quiere vivir Jesús en mí. Se hizo semejante en todo a nosotros menos en el pecado. La Navidad es la convicción por parte de Dios de nuestra dignidad humana y cristiana.
2. San José es clave en el plan de Dios aunque le ha tocado un papel difícil y complicado humanamente que Dios solo confía a las almas grandes. Primero tiene que amar sin la posesión, pues sabe que ni María ni Jesús eran suyos. También sabe desaparecer cuando ha cumplido su misión y saber retirarse a tiempo cuando cumplida su misión ya no se le necesita.
3. Siempre el camino que lleva a Belén hay que recorrerlo cogido de la mano de la Virgen María y San José. Caminamos en fe. Avanzamos en esperanza y sabemos que debe ser la caridad la que guie nuestra vida. Es necesario no parar hasta llegar a Belén, que significa casa del pan. Es allí donde en el portal de Belén María le coloca en un pesebre donde comían los animales. Una llamada a vivir la comunión con Cristo Eucaristía que nos llama a la adoración. Venid adoremos al Señor. Todos los que peregrinan a Belén son llamados a presentarle su pobreza y adorarlo en la noche y en todos los momentos de nuestra vida.
† Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria-Cáceres