Orar cada día es...
La alegría de la vida consiste en compartir la profunda experiencia de sentirnos amados por el Señor.
Orar cada día, leer el evangelio y meditarlo, descubrir en la vida los latidos del Corazón de Cristo, es vivir lo mejor de la vida.
La fe nos abre a una realidad tan rica, que todo lo que toca da plenitud.
† Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria-Cáceres