MI ENCUENTRO CON CRISTO
El encuentro con Cristo nos cambia la vida, sino es
así la experiencia demuestra que es la misma vida la que nos cambia y no
siempre para bien.
Es verdad que quien no vive como piensa acaba pensando como vive.
Es verdad que quien no vive como piensa acaba pensando como vive.
Siempre rezo este Salmo (130):
“Señor, mi corazón no es ambicioso,
ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas
que superan mi capacidad;
sino que acallo y modero mis deseos,
como un niño en brazos de su madre.”
ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas
que superan mi capacidad;
sino que acallo y modero mis deseos,
como un niño en brazos de su madre.”
+Francisco
Cerro Chaves
Obispo de
Coria-Cáceres