1. Somos siempre
felices en la medida en que siempre amamos.
2. Ser feliz es
siempre la aspiración más espontánea del corazón humano.
3. Es verdad lo
que decía San Agustín “Nos has hecho,
Señor, para Ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti”.
4. Sólo en la
medida en que hago el “éxodo”, salida de mí mismo, encuentro la tierra
prometida de la felicidad.
5. La felicidad
acude enseguida donde el Amor se hace realidad.
6. No son más
felices los que más tienen, sino los que más se entregan desde el Amor.
7. No se puede
ser feliz plenamente sin contar con el Hacedor de mi felicidad.
8. No podemos
presentar al Señor como enemigo de la felicidad.
9. Ser feliz
debería ir absolutamente unido a ser fiel.
10. Nada llena
más el corazón que Dios, que nos hace felices siempre cuando amamos y nos
sentimos amados incondicionalmente por Él.