La vida
toma una dimensión nueva,
cuando se ofrece por la redención del mundo.
Ibas
camino de la cruz y me acerqué a Ti. Te ayudé, más por compromiso que por
convicción. Sin embargo mi ayuda se convirtió en el camino que Tú inaugurabas…,
el de colaborar contigo a la Redención del mundo.
Gracias
por todos los que colaboran y ayudan a los hombres en el camino de sus cruces.
Los que son capaces de amar hasta el final y ofrecer sus manos cansadas, para
que otros descansen y tengan vida abundante: tu Redención.
Tú
fuiste en realidad el que me ayudaste Siempre eres Tú el primero y siempre eres
capaz de llegar más allá de lo que uno podía imaginar.