lunes, 30 de mayo de 2016

EL VIEJO VIOLÍN

EL VIEJO VIOLÍN

(Construir desde nuestra pobreza)



Seguramente que la mayoría conoce aquello que se cuenta que ocurrió en Madrid en el Teatro Real, de uno de los mejores violinistas del mundo, Pablo de Sarasate. Al terminar el concierto salió por otra puerta del Teatro, por la puerta de atrás. Al salir se encontró con  un mendigo y con un grupo de admiradores que le esperaban y no querían dejar de seguir aplaudiendo su intervención.
Al ver al mendigo con su violín viejo lo tomó y durante unos minutos tocó en la calle de una manera increíblemente bella. Al terminar él mismo  pasó el sombrero del mendigo que se llenó de billetes y de monedas como nunca jamás se vio de lleno. Aquel hombre de la calle se echó a llorar ¿Para qué lloras? Le dijo el gran violinista al mendigo. Quizás por ver tanto dinero. No, le contestó, lloro sencillamente porque no pensaba que de un violín tan viejo pudiera salir tan hermosa melodía.
Sacar de un violín viejo tan hermosa melodía es la aventura y la realidad de nuestra vida cuando vemos cómo el Señor construye desde nuestra pobreza. Nuestra vida, nuestro corazón,  como viejo violín sólo requiere un Maestro que, dejándole que haga su voluntad  en nosotros descubriremos las maravillas del Amor de Dios.
Es necesario construir desde nuestra pequeñez como trampolín para construirnos la música de Dios. Cuando somos capaces de confiar nuestra vida como violín viejo y nos ponemos en las manos de Dios, Creador y Padre,  nuestra vida se transforma en un canto de Misericordia y la alegría nos invade al ver  las maravillas de Dios cuando construimos desde nuestra pobreza.
El vino viejo conforme pasa el tiempo se hace más bueno, más gustoso, tiene más sabor- Cuando somos capaces de aceptar y construir nuestra pobreza y limitaciones, nuestra vida se transforma, se hace melodía y armonía de Paz y Amor.
Es necesario construir y vivir en la alegría que el gran  reto de la santidad es “no  tirar la toalla” sino creer como creyó María que “para Dios nada hay imposible”
Cuando nuestra vida, como la de la Madre de Dios y la de los santos se construye desde la realidad de nuestra pobreza se va transformando  nuestro corazón que se hace cada vez más instrumento de la bella melodía del Amor de Dios.
La pobreza aceptada es el camino hacia la paz y el trampolín de la santidad.

+Francisco Cerro Chaves

Obispo de Coria-Cáceres ceres             

jueves, 26 de mayo de 2016

CANSANCIO

CANSANCIO



A veces, el cansancio general agota el cuerpo y el alma. 
Sólo el corazón resucita cuando descubrimos que somos 
amados por Alguien que tiene el Corazón 
abierto a todas horas y todos los días del año. 
Su Amor incansablemente ofrecido es la salida 
a todas nuestras desilusiones.

                † Francisco Cerro Chaves
                   Obispo de Coria-Cáceres

lunes, 23 de mayo de 2016

DECÁLOGO DE LA EVANGELIZACIÓN EN LAS PERIFERIAS DEL MUNDO OBRERO

DECÁLOGO DE LA EVANGELIZACIÓN EN LAS PERIFERIAS  DEL MUNDO OBRERO



1.   Evangelizar es la misión de la Iglesia en las entrañas del mundo.
2.   En las entrañas del mundo los trabajadores necesitan la Buena Noticia de Jesús.
3. Los mejores evangelizadores de los trabajadores son los compañeros y compañeras del camino.
4.  Sin ser Buena Noticia para los que sufren traicionamos el mensaje de Cristo.
5.   Evangelizar es dignificar el trabajo.
6.  Compartir el trabajo y ayudar a encontrarlo es una obra de justicia y misericordia.
7.Construir Iglesia en el mundo de los trabajadores es tomarse en serio el ser evangelizador.
8.  Sólo se evangeliza desde la conversión del corazón que nos abre a la esperanza.
9.   Sin el amplio mundo de los trabajadores se consolida la cultura del descarte.
10.  Construir la  justicia verdadera en el mundo del trabajo es encontrar el camino de la verdadera paz.  

                       † Francisco Cerro Chaves
                          Obispo de Coria-Cáceres

jueves, 19 de mayo de 2016

LA PERFECTA ALEGRÍA ES VIVIR LA MISERICORDIA DEL SEÑOR

LA PERFECTA ALEGRÍA ES VIVIR LA MISERICORDIA DEL SEÑOR



Nuestro mundo, nuestra gente, se siente profundamente triste en una sociedad llamada de “bienestar” donde el peligro es anidar en la patria del egoísmo que en palabras del papa Francisco siempre produce tristeza. La verdadera alegría es amar “hasta el extremo”, es una salida de sí mismo para ir al “encuentro del otro”. Sartre decía que el infierno son los otros. Jesús dice que amar a Dios y a los que el Señor pone en nuestro camino con paciencia es el inicio del cielo, es la perfecta alegría. Todos recordamos esta florecilla franciscana. San Francisco de Asís hablaba de la perfecta alegría y la identifica con un amor paciente: Vuelvo de Perusa y, ya de noche avanzada, llego aquí; es tiempo de invierno, todo está embarrado y el frío es tan grande que en los bordes de la túnica se forman carámbanos de agua fría congelada que me hacen heridas en las piernas hasta brotar sangre de ellas.  Y así, todo embarrado, helado y aterido, me acerco a la puerta; y, después de estar un buen rato tocando y llamando, acude el hermano y pregunta:  —¿Quién es? Yo respondo:  El hermano Francisco. Y él dice:  —Largo de aquí. No es hora decente para andar caminando por ahí. Aquí no entras. Y, al insistir yo de nuevo, contesta:  —Largo de aquí. Tú eres un simple y un tonto. Ya no vas a venir con nosotros. Nosotros somos tantos y tales que no te necesitamos. Y yo vuelvo a la puerta y digo:  —Por el amor de Dios, acójanme por esta noche. Y él responde:  —No me da la gana. Vete al lugar de los crucíferos y pide hospedaje allí. Te digo: si he tenido paciencia y no he perdido la calma, en esto está la verdadera alegría y el bien del alma”. La Iglesia que vive para evangelizar, para llevar la Buena Noticia a los que sufren, solo transmitirá la alegría del Evangelio cuando por la contemplación vivamos con los “sentimientos de Cristo”. Me impresionó profundamente un testimonio del cardenal Bernardin, acusado falsamente de un abuso sexual. Escribe un libro precioso, “El don de la paz”. “Estos tres últimos años me han enseñado mucho sobre mí mismo y sobre mi relación con Dios, con la Iglesia y con los otros. Tres acontecimientos principales, en el marco de estos tres últimos años, me han llevado al lugar en el que me encuentro hoy. Primero, la falsa acusación de mala conducta sexual en noviembre de 1993 y mi reconciliación final con el acusador un año después. Segundo, mi diagnóstico de cáncer de páncreas en junio de 1995 y la intervención quirúrgica que me curó para quince meses. Tercero, la vuelta del cáncer a finales de agosto de 1996 —esta vez en el hígado— y mi decisión de interrumpir el tratamiento tras un mes de quimioterapia, y de vivir del modo más pleno posible lo que me quedara de vida. Vivir la alegría del Evangelio, que cuando se sufre, se transforma en paz, es el fruto que da el Espíritu Santo al que vive con paciencia, con misericordia, los sufrimientos de la vida. ¡Es muy corta la vida para que se instale en nosotros la amargura que mata! Precisamente la fe nos lleva a vivir con Misericordia, a estrenar cada día la alegría de experimentarse amado. El sufrimiento no quita la capacidad de amar. Precisamente Cristo sufriendo nos enseña a amar “hasta el extremo” y a experimentar que el Señor cuida de nosotros aunque, como dice el Salmo “camine por cañadas oscuras, nada temo porque Tú vas conmigo, tu vara y tu cayado me sosiegan”.

+Francisco Cerro Chaves
   Obispo de Coria-Cáceres


lunes, 16 de mayo de 2016

MISERICORDIA, ALEGRÍA, PERDÓN

MISERICORDIA, ALEGRÍA, PERDÓN


 El cardenal Madariaga ha dicho que las tres palabras claves del papa Francisco son continuamente repetidas: Misericordia, Alegría y Perdón. Ante el Año Jubilar de la Misericordia, el papa nos lanza a vivir estas tres claves de las que está tan necesitada nuestra gente. En esta Iglesia Diocesana nos viene de perlas el Jubileo de la Misericordia para impregnar toda la gracia sinodal de Misericordia, Alegría y Perdón.

1. Sin Misericordia, es decir, sin la mirada contemplativa al que tiene abierto el Corazón, no podemos también abrir nuestro corazón a los que viven encerrados y sin esperanza en sus propios pecados y mezquindades. Es preciso en la Iglesia y en la humanidad una cultura de la Misericordia según el Amor de Dios, que da siempre su Corazón y su ternura a los miserables. Sin Misericordia no existe conocimiento profundo y verdadero de Dios, y por otra parte, no se haría la pastoral que siempre reclama el corazón humano cuando sintoniza con el Corazón de Dios.

2. Transmitir la Alegría es el corazón mismo de la fe, que nace del Amor incondicional de Dios que nos ama intensamente con nuestros pecados y miserias y que, sin embargo, sigue apostando por nosotros, para que cumplamos los proyectos de su Corazón. La alegría del Evangelio se realiza cuando somos capaces de apostar por una vida cristiana encauzada desde nuestra pobreza y desde una llamada a curar las heridas de nuestra vida. Sin el Amor de Dios es imposible cambiar la vida, sería solo partiendo de nuestras propias fuerzas que tiene las horas contadas. Es necesario volver una y otra vez al gozo y la alegría de que el Señor nos amó primero y desea ardientemente que seamos “santos e irreprochables ante Él por el Amor”. Sin esa acogida del Amor de Cristo y sin ese lanzarnos por el camino de la confianza total, no será posible la alegría, que es siempre fruto del Espíritu Santo en nosotros por el amor (cfr. Gal. 5).

3. Perdón. El perdón es siempre el amor realizado. Lo decía el padre Lacordaire: “¿Quieres ser feliz un instante? Véngate. ¿Quieres ser feliz toda la vida? Perdona. Una parroquia, una Iglesia Diocesana, una comunidad, si no acoge y vive el perdón, no sintoniza con el Corazón del Señor. Nuestra Iglesia Diocesana vive en pleno Sínodo, con grupos sinodales, que están trabajando mucho y bien.
Es necesario que nos creamos que caminamos juntos con Cristo para buscar, renovar y fortalecer la fe. Esto nos lleva a poner en el corazón de la comunidad diocesana el perdón. Si tenemos que reflexionar sobre las obras de Misericordia, ¿no es la mejor experiencia de la misericordia el perdón? Sin perdón, sin imitar la Misericordia del Señor, que siempre perdona, probablemente quedaremos estancados en la tristeza de no tener salida. La Iglesia que perdona es la Iglesia que vive con gozo las notas de la identidad del Amor del Corazón de Cristo.

+Francisco Cerro Chaves

   Obispo de Coria-Cáceres

sábado, 14 de mayo de 2016

ORACIÓN Al ESPITU SANTO

                                          Oración al Espíritu Santo    

                           
Entra Espíritu Santo e mi vida. 
No te quedes a la puerta. 
Como el viento barre nuestros miedos. 
Alienta nuestra esperanza. 
Gracias por ser puntual a la cita. Amén

+Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria Caceres

jueves, 12 de mayo de 2016

DE LA SEVERIDAD DEL RIGOR A LA BRISA DE LA MISERICORDIA

DE LA SEVERIDAD DEL RIGOR A LA BRISA DE LA MISERICORDIA



La misericordia no consiste en presentar a Dios como un “abuelo bonachón” que todo lo consiente y permite y que no tiene otro objetivo que contentar al otro. La verdadera Misericordia es aceptar incondicionalmente a la persona como es, pero tratar de que se acerque lo más posible a lo que “debe ser”. Qué pensaríamos de un padre que queriendo locamente a su hijo drogadicto no luchase por que saliese de ese infierno, para vivir en la alegría de vivir a tope la vida sin el peligro sin salida de la muerte que le ofrece la droga. La Misericordia del Señor es saber que nuestra vida siempre tiene solución cuando se pone a Dios en el centro. ¿Cómo pasar del rigorismo egoísta de los fariseos, donde todo consiste en cumplir con rigor la ley, y no partir de la Misericordia que parte del Amor de Dios a cada uno de nosotros? Tres son las claves que cada uno debe poner en práctica para vivir en la auténtica Misericordia del Señor. 1. Creemos que somos amados misericordiosamente por Jesús. Creer en la Misericordia es saber que somos incondicionalmente amados por el Señor. No podemos transmitir Misericordia si no somos capaces de amar también incondicionalmente a los que el Señor pone en nuestro camino. Si queremos cantar las Misericordias del Señor tenemos que acogerlo en nuestras vidas y saber que también cada uno de nosotros es tratado con misericordia y que tenemos que hacer nosotros con los hermanos ese ejercicio de Misericordia. 2. Creer que cada persona es amada incondicionalmente por el Señor. Mi experiencia me dice que cuando se vive como hijo de Dios se vive la fraternidad, se vive como hermanos. Al revés también ocurre cuando se enfría la fraternidad, el ser hermanos se enfría y entra en crisis la filiación, el vivir como hijos. Creer que cada persona es amada incondicionalmente por Jesús es recordarnos una y otra vez que este camino es dirección obligatoria, como recordaba Juan Pablo II, no es mucho que nosotros amemos al hermano, al que sabemos que el Señor ha entregado su vida y derramado su sangre. 3. Creer que esta es la misión permanente de la Iglesia. ¿ Qué tenemos que hacer y vivir los discípulos de Jesús en su Iglesia? La misión de la evangelización esencialmente consiste en lo que dijeron los obispos reunidos con el papa con motivo del 25 aniversario del Vaticano II: Evangelizar es decirle a cada persona que te encuentres en el camino que Dios le ama. Dios ha nacido, ha muerto, ha resucitado por ti. Es muy corta la vida para vivir amargados. Es necesario vivir la alegría que es el arma más fecunda de la evangelización. Cuando evangelizamos con misericordia la alegría es la respuesta en el corazón humano.

+Francisco Cerro Chaves
   Obispo de Coria-Cáceres


lunes, 9 de mayo de 2016

¿QUÉ ES VIVIR LA MISERICORDIA EN LA IGLESIA QUE CELEBRA EL XIV SÍNODO DIOCESANO?

¿QUÉ ES VIVIR LA MISERICORDIA EN LA IGLESIA QUE CELEBRA EL XIV SÍNODO DIOCESANO?



Estuve en Madrid en el Encuentro Nacional de los Consagrados con los obispos. Fue una experiencia inolvidable y llena de vida. Me pareció una parábola de comunión tan necesaria como a veces escasa. Es mi deseo y oración agradecer a toda la Vida Consagrada el seguimiento de Cristo en pobreza, castidad y obediencia, que vivido de verdad hace experimentar a la Iglesia la eterna primavera cuando se vive unida a Cristo-Esposo. Quiero también agradecer a los consagrados en mi diócesis de Coria-Cáceres, donde los he visto tan entregados, sencillos y construyendo muchas veces en la frontera una auténtica respuesta a los retos de la Evangelización. ¡Gracias! ¡Gracias de verdad por estar ahí, ayudando a esta Iglesia Diocesana milenaria y rica; pobre y confiada!
En el encuentro de vida consagrada descubrí las tres claves a las que nos anima el papa Francisco para la vida consagrada y que quiero aplicar a nuestra Iglesia Diocesana que celebra con gozo el XIV Sínodo Diocesano.

1. Memoria agradecida. El pasado debemos situarlo en su sitio con agradecimiento, sin nostalgia. Las raíces deben existir para dar fruto. Nuestra Iglesia Diocesana agradece a tantos hombres y mujeres que han entregado sus vidas al Señor de la Vida y que nosotros ahora recogemos la antorcha para seguir llevando adelante a la gente la alegría del Amor de Jesús que nos transmite el Evangelio. Memoria agradecida con los testigos: Pedro de Alcántara, beato Spínola, hermano Ángel de Montánchez, P. Leocadio, don Honorio, hombres y mujeres que se han entregado sin reserva al Señor y al servicio de los pobres. Todos los fundadores y fundadoras son un regalo para toda la Iglesia y para la Humanidad.

2. Presente apasionado. La pasión por Cristo en su Iglesia y por la vida del mundo es a lo que nos lleva vivir el momento presente. El presente solo pertenece a los que viven con pasión la alegría y la esperanza de toda una Humanidad que cambia de época y que nosotros luchamos para que cambie de corazón y viva con los sentimientos del Corazón de Cristo. Testigos del Resucitado, viviendo el presente apasionadamente.

3. Futuro esperanzado. El futuro pertenece al Señor de la Vida y de la historia, a los que apuestan por vivir la entrega desde Cristo Vivo, a la gente que Dios pone en nuestro camino. El XIV Sínodo acoge agradecido el pasado, vive apasionado el presente con Cristo y nos lanza a un futuro esperanzador para vivir la comunión en la Iglesia y también la alegría de una sana pluralidad, como nos recuerda San Agustín. El futuro será, sin lugar a dudas, de los que con memoria agradecida viven apasionadamente el presente y ponen a Jesús Vivo en el centro de sus vidas, de su comunidad, de su misión.

+Francisco Cerro Chaves
   Obispo de Coria-Cáceres


sábado, 7 de mayo de 2016

10 RAZONES PARA APUNTARSE A CLASE DE RELIGION

Diez razones para apuntarse a la clase de Religión



1.- Siendo clase de enseña lo mejor de la vida
2.- Es una cátedra para la vida
3.- Te da razones para vivir y esperar
4.- Te enseña conocimientos sin los cuales otros no se explican
5.- Te orienta en el pasado, para un presente mejor y un futuro esperanzador
6.- Te hace dialogante para convivir
7.- Te ayuda a entender las raíces más importantes de la vida
8.- Comprenderás mejor a tus padres y tus abuelos
9.- Es una historia apasionante, una aventura
10.- aprenderás por qué la humanidad cuenta antes y después de Cristo


† Francisco Cerro Chaves

Obispo de Coria-Cáceres

jueves, 5 de mayo de 2016

LOS CINCO FRUTOS DE LA PREPARACIÓN DEL SÍNODO EN ESTOS MOMENTOS

LOS CINCO FRUTOS DE LA PREPARACIÓN DEL SÍNODO EN ESTOS MOMENTOS





                    TODAVÍA OS PODÉIS SUMAR MÁS GRUPOS Y PERSONAS

Algunos me preguntaban si estaba convencido de lo que el Sínodo puede ofrecer de fuerza y novedad para la comunidad diocesana que camina en Coria-Cáceres y les contesto que, con las claves que nos ha repetido el papa Francisco, estoy convencido de que hoy ya el Sínodo ha dado frutos inmensos.
1. Orar juntos. Todos los Grupos Sinodales rezan juntos, invocan al Padre, experimentan que caminan juntos con Cristo para buscar, renovar, y fortalecer la fe. Orar en comunidad es ya un fruto que el Sínodo ofrece a toda la diócesis para “aterrizar” en buscar soluciones, juntos y no divididos, y ¿podemos estar unidos si no es en el Corazón de Cristo? Para esto necesitamos orar juntos. Estar juntos. Escuchar juntos.
2. El fruto del diálogo juntos. El Vaticano II nos lanza a un diálogo para buscar juntos con Cristo la auténtica salida a los grandes retos que en estos momentos tenemos pendientes, en esta nueva etapa: evangelizar; el que se pueda dialogar y compartir las preocupaciones por la transmisión de la fe, por ayudar a los más pobres que viven envueltos en todas las crisis; el que los laicos deben vivir su vocación en el mundo y en una Iglesia Diocesana que busca renovarse. ¿No es esto ya un inmenso fruto?
3. El fruto de poder hablar con libertad. Si es el obispo el que nos pide nuestra aportación y colaboración de hablar con liberad y respeto, es ya un fruto de corresponsabilidad. ¿Existen muchas instituciones actuales que nos pidan que colaboremos y podamos aportarle nuestras iniciativas con la convicción de que son escuchadas?
4. El esfuerzo de unos materiales claros, sencillos y participativos. Ofrecidos por cuatro comisiones. Nuestra gente, si entiende lo que debe reflexionar y lo que pide la Iglesia Diocesana en estos momentos. En muchos de los Grupos Sinodales en los que estoy presente, contrasto que la gente participa y se siente que pueden dialogar y que son importantes para Dios y para la Iglesia que les convoca y les pide su opinión, sus dificultades y sus esperanzas.
5. Cómo la Iglesia tienen las puertas abiertas. Es un fruto que ya se está dando y que estamos empezando. Grupos Sinodales abiertos, como nos recuerda aquella canción: “Un nuevo sitio disponed para un amigo más, un poco más que os estrechéis y se podrá sentar...”. Nuestro XIV Sínodo Diocesano, que está cumpliendo su misión de corresponsabilidad por lo que lo convoqué y que estoy seguro que solo estamos empezando, es la gracia que Dios quiere derramar sobre esta “Iglesia milenaria suya, pobre y sencilla”. Nuestra Madre Virgen de Argeme y el bendito Pedro de Alcántara nos echan las dos manos en esta tarea. A partir de ahora ¿qué hacemos? Seguir creyéndonos que estamos todos implicados en este Sínodo: el obispo, los sacerdotes, los diáconos, los consagrados, los laicos. Están participando muchos hombres y mujeres. Grupos significativos de jóvenes y familias enteras que están convencidos de que no se puede perder esta oportunidad. Los niños están trabajando y nos ayudan siempre, ellos son el tesoro del Evangelio y de la Iglesia
¿Estamos todos? Los que faltan todavía están a punto
¡No te lo pierdas! Te necesitamos.

¿Podemos llegar a los 4.000 participantes? Queda poco y depende de ti. Un abrazo. 

CAMINAR




Seguimos caminando con Cristo 
hacia el gran fruto de la Pascua 
que es el Espiritu Santo , 
Señor y dador de vida. 
El Espiritu Santo tiene como misión 
formar en nosotros los mismos sentimientos 
de amor del Corazón de Cristo.

                † Francisco Cerro Chaves
                   Obispo de Coria-Cáceres

lunes, 2 de mayo de 2016

LOS CATEQUISTAS, CANTORES DE LA MISERICORDIA DEL SEÑOR

LOS CATEQUISTAS, CANTORES DE LA MISERICORDIA DEL SEÑOR



En mis encuentros con todos aquellos que desde el amor y la pura gratuidad entregan su vida, me encuentro con los catequistas, hombres y mujeres que hacen una labor impagable. Desde una profunda vivencia del Amor a Jesús, quieren transmitir la fe a los niños, a los adolescentes, a los jóvenes, a las familias... y lo hacen con la fuerza de su testimonio personal y de su entrega siempre generosa. Tienen que luchar para hacer atractiva la catequesis ante muchos niños, adolescentes y jóvenes que vienen a la catequesis sin ninguna motivación, tratando de ofrecerles lo mejor que tienen y se dan al servicio del Evangelio y de la Iglesia. Muchas veces incomprendidos por las exigencias de los padres o familiares que les gustaría un cristianismo “a la carta”, donde las exigencias fuesen casi ninguna. Y sobre todo, en vez de vibrar con saber que se le está dando lo mejor, que es Cristo, a sus hijos, no colaboran, ni se hacen presentes, ni apoyan la labor del catequista. Es verdad que muchos niños y padres y la misma comunidad parroquial globalmente les apoyan, pero cuántos malos tragos, cuántos llantos contenidos, cuánta quemazón ante los menosprecios de una labor realizada desde la gratuidad absoluta y por Amor al Jesús de la Vida y a todos lo que quieren transmitirles la fe, con la conciencia de que “perderse a Cristo es perderse lo mejor de la vida”. He visto a catequistas en nuestros encuentros, convivencias, campamentos, campos de trabajo, escuelas de formación, ejercicios espirituales, y todo para ser más entregados y disponibles a los que catequizan. Desde aquí, como obispo, os sigo animando a seguir realizando tan grande y hermosa labor de transmitir la fe, de evangelizar. La Iglesia Diocesana, que vive con gozo estos momentos del XIV Sínodo Diocesano, en el primer gran tema hablamos de la transmisión de la fe a los niños, a todos. Vosotros tenéis una labor tan preciosa siempre, que os estoy muy agradecido y quiero seguir contando con vosotros, y unidos a vuestros párrocos y a toda la Iglesia Diocesana, con vuestra delegación y delegado, os doy las gracias y cuento con vosotros para seguir siendo cantores de la Misericordia del Señor.
Quiero terminar dedicando un decálogo que escribí al terminar un encuentro con vosotros, los catequistas, donde quise agradecer al Señor vuestro testimonio, vuestra preparación y sobre todo vuestro amor gratuito. No cobráis NUNCA, más que cuando alguno os lo agradece con una sonrisa... y yo quiero ser el primero:
1. Gracias por ser creyentes en un mundo descreído.
2. Gracias por dedicar vuestro tiempo y vida al “oficio” más clave: transmitir la fe en Jesús.
3. Gracias por estar ahí de un modo sencillo.
4. Gracias por vuestra paciencia.
5. Gracias por no “tirar la toalla”.
6. Gracias por creeros de verdad lo que enseñáis.
7. Gracias porque a pesar de las dudas, no os habéis quedado cruzados de brazos.
8. Gracias por ser “Cristos de Misericordia”.
9. Gracias por hacer felices dando a Jesús.
10. Gracias porque os he visto dedicando lo mejor de vuestra vida a dar “razones para la esperanza”... y no habéis exigido nada a cambio.

+Francisco Cerro Chaves

   Obispo de Coria-Cáceres