LUGAR DE LAS TENTACIONES
Es una montaña desierta y
rocosa. Allí el Señor estuvo cuarenta
días con sus cuarenta noches y al final con el hambre y el frío
experimentó en su cuerpo la tentación. Las tentaciones del corazón humano se
reflejan en las que sufre Jesús. La tentación del poder, del tener y del éxito.
La tentación del tener surge
de las necesidades “Di que estas piedras se
conviertan en pan”. Jamás el Señor hizo un milagro pensando sólo en sí. Sus
milagros no sacian “su egoísmo” sino la entrega de su Amor.
La tentación del poder se
desata en la grosería del enemigo “todo
esto te daré si me adoras” ¿Quién es el tentador para ofrecer a Jesús, que es
Dios, lo que es suyo?: ¿“el Poder y la Gloria”? Sólo pertenece al Omnipotente.
La última tentación es la del éxito “tírate del pináculo del templo” y por éxito creeremos. El Señor no elige
el camino del éxito sino el camino de la cruz. El éxito no es el objetivo
principal de la vida cristiana.
+Francisco Cerro Chaves
Obispo de
Coria-Cáceres