EL DESIERTO UN LUGAR DE MUCHO CALOR POR
EL DÍA Y FRÍO POR LA NOCHE
Las veces que he estado en
el desierto al anochecer es un lugar frío. La belleza del atardecer con la
brisa suave da paso a una noche estrellada con frío. El frío siempre nos invita
al fuego, a la tienda y a dormir acurrucado.
En medio de esa soledad, de ese frío, de
un cielo cuajado de estrellas que casi se puede tocar se experimenta uno
pequeño y descubre el abrazo del Señor en todas nuestras oscuridades, en
nuestras noches, en todo. Un mundo helado que se muere de “hambre y de frío”.
Porque se alejó del que tiene siempre abiertas las puertas de su Corazón.
+Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria-Cáceres