viernes, 23 de mayo de 2014

El gozo del Encuentro


(Orar con Jn. 1, 35-42)
A veces nos parece que Jesús está muy lejos de nuestra vida. Que se marchó hace tiempo de vacaciones. Sin embargo, no es así. Él sale a nuestro encuentro. De forma constante nos acecha con su ternura y su misericordia. Podemos descubrirle cuando somos capaces de mirar la vida con ojos limpios, con los ojos de la fe.
Hace unos días me encontré con un joven que me decía que estaba buscando no sabía qué, pero que en el fondo no era feliz. Que le ocurría como a nuestra crisis, que todo el mundo habla de ella, pero qué pocas soluciones aportamos. De pronto, me habló de que estaba buscando y buscando; sin embargo, todo le parecía decepcionante. En un momento de nuestra conversación, me espetó: «¿Tú conoces a Jesús?» Porque no es fácil conocer en profundidad a una persona. La verdad es que me encontré con una pregunta que jamás creí que nadie pudiera hacerme. Ello supuso que me estuviera dando vueltas en la cabeza durante bastante tiempo. Este pasaje de los apóstoles, primeros seguidores de Jesús, me hizo comprender: «Ven y lo verás». Nunca hemos acabado de conocer y seguir en realidad a Jesús. Como mucho, sabemos que ha sido Él quien nos ha encontrado a nosotros. Es su Amor el que nos captura día a día. Es inmensa la ternura de su Corazón. ¡Qué gozada el encuentro con Él! Aunque sea verdad lo que dice Pablo, de correr para alcanzarlo, con la conciencia de que nos ha alcanzado Él primero y nos ha seducido: Has sido más fuerte que yo y me pudiste.
Nunca sabemos demasiado de las personas que amamos. Posiblemente, siempre nos falta saber lo más importante. El encuentro con Cristo, como aquellos primeros seguidores, me cambió la vida. Creo que hoy no podría vivir de otra manera y, sin embargo, creo que cada vez conozco menos todo el Amor que Él me tiene. Es como si con Jesús la vida se viviese a color. Y sin Él, todo es en blanco y negro. Siempre me cuestiona una frase del Rey Balduino de Bélgica: «El Señor me ha dado la gracia de que, después de conocerle, todas las cosas del mundo no añaden ni un gramo de felicidad a mi corazón». Me siento muy identificado con él, desde que el Señor salió a mi encuentro.
Vivo con la conciencia de que el encuentro con la persona viva de Jesús es lo más importante de la vida. Nada se le puede comparar. Es una auténtica bomba de relojería. Y, sin embargo, aquel joven acertó. ¿Es tan poco lo que conocemos de Jesús? Y tanto lo que Él me conoce, y mucho más lo que me ama. Y, siempre con Él, he sido inmensamente feliz. Os lo aseguro.

jueves, 22 de mayo de 2014

Aquí estoy



Sin más fuerza
que mi debilidad
y con el corazón
hecho jirones,
me presento cada día ante ti
con el gozo inmenso
de decirte,
una y otra vez:
¡Aquí estoy, Señor!

viernes, 16 de mayo de 2014

Dios tiene mamá


(Orar con Lc. 2, 16-21)
Él no quiso renunciar al gozo de acunarse en los brazos de su Madre. María ha sido la única mujer que ha podido llamar a Dios hijo mío, porque Dios es hijo suyo. Cristo es totalmente del Padre y totalmente de María como Madre. En María Dios ha tenido mamá. Una madre que lo acogió aquella noche de invierno y lo llenó de todas las ternuras que solo las madres saben proporcionar a sus hijos.
Dios ha nacido de mujer y se ha hecho inseparable de todos y cada uno de los que caminamos en medio de sufrimientos y esperanzas. María se abrió totalmente a los planes de Dios y acogió con su Sí incondicional al Dios que quería vivir nuestra misma vida para que nosotros vivamos la suya.
El misterio de la Navidad nos recuerda que todo lo humano lo podemos vivir desde Dios. Al hacerse hombre, la Segunda Persona de la Trinidad nos indica y enseña el gozo de ser humano, la alegría de poder amar con nuestro mismo corazón humano. Nada de lo humano le es ajeno a Dios. Decir que Dios tiene mamá es vivir en el gozo de que su Amor es Incondicional, es siempre una oferta permanente e incondicional ante todas nuestras soledades.
Todo hijo quiere ser acogido y amado en brazos de una madre. Sólo en la medida en que acojamos la vida como el regalo mayor, nuestra vida se convierte en una fiesta continua. En la medida en que nuestra vida es portadora de vida, nuestro proyecto se une al proyecto del amor de Dios, que es un proyecto de vida, donde María como Madre de Dios acoge totalmente el regalo de la vida, el regalo de su Amor sin condiciones.
Nadie nace por un accidente. Estamos en el Corazón de Dios. La vida es siempre un canto a la Misericordia. La mamá de Dios acoge y entrega esa vida por amor. Maravilloso programa de vida cristiana en el año que empezamos: acoger toda la vida que el Señor nos transmite, sembrar de vida los caminos de la tierra y sobre todo ofrecer a Cristo, camino de la vida verdadera. La Madre de Dios y Madre nuestra nos recuerda que ella es Madre de Dios para alcanzarlo todo, y Madre de los hombres para concedérnoslo todo.

martes, 13 de mayo de 2014

Retiro en Fátima

Día frío de enero; Fátima amanecía entre una densa niebla y ráfagas de lluvia y viento.
Allí, en la capellina, junto a la Virgen de Fátima, se estrenaba el nuevo año con una memoria agradecida en el corazón. ¡Son tantas las cosas con las que el Señor nos ha bendecido…!
Uno no puede hacer más que proclamar, una y otra vez, que el Señor hace maravillas con los que se ponen en sus manos con la profunda humildad de los últimos.
En este lugar la Virgen de Fátima abrió la preocupación de su Corazón Inmaculado de Madre por una humanidad herida de guerra y tristezas.
Mientras la lluvia golpea sobre el cristal de la capilla, me acurruco en las manos de aquella mujer que dijo que Dios “derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes”. Vivo en el gozo de la pobreza total.

jueves, 8 de mayo de 2014

La revolución de una Mujer


 (Orar con Lc. 1, 26-38)
María lo esperó con inefable amor de Madre. Ella ha sido la puerta de entrada del Redentor en el mundo. Ha vivido desde el amor la verdadera y auténtica revolución que ha conmovido los cimientos del mundo. No ha falsificado el amor y se ha abierto totalmente a los planes del amor de Dios. No tuvo más proyectos que los proyectos de su Corazón. Con su fidelidad al amor de Dios, vivió en la alegría de una inmensa felicidad.
Cuando descubro a tantas personas que hablan y hablan de buscar la libertad y se encuentran atrapadas en su egoísmo y ancladas en una vuelta a lo peor de la Humanidad, pienso en esta Mujer que, con su , encarna la verdadera revolución de una mujer nueva. Esta mujer vive, por una parte, el Alégrate, porque cuanto más se aleja el mundo de Dios, más tristeza le acompaña. La alegría es un bien escaso en nuestra sociedad. En los múltiples encuentros con la gente, descubro que falta alegría como faltó vino en las Bodas de Caná.
Por otra parte, esta mujer nueva, que es María, es intrépida, no vive con miedo: No temas, María. ¿Cuáles son nuestros profundos miedos? ¿Dónde brotan en la gente de hoy los profundos temores? Se asoma uno a la televisión, a la calle, y descubrimos profundos miedos. Nuestra sociedad parece vivir en una profunda amenaza de temor, de futuro incierto, y se aposenta en la pregunta: ¿Qué va a ser de nosotros? Cuando miles de adultos se bautizan en Corea, dicen: El descubrimiento de Jesús nos ha liberado del miedo. El cristiano no transmite miedo, sino esperanza.
La Virgen vive también y cree en el Dios de lo imposible. Atemorizados, vivimos la peor crisis, la del corazón, que no es otra que pensar que nuestra vida no tiene solución. Hace unos días, visitando un Centro penitenciario, me comentó un interno: ¿Por qué hacerle perder el tiempo?; ¿no ve usted que no tengo, que no tenemos solución?» De pronto, descubrí la revolución del Magnificat, que, como dice María, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. Descubrí, cuando iba para casa, qué gran gozo es creer en el Dios de lo Imposible, el Dios de Abraham, de Isaac, de Jacob, de María, la revolución de una mujer nueva. Todas las revoluciones pasan por dar lugar a otros experimentos que acaban de morir por falta de originalidad. El mayor cambio de la Historia lo ha introducido el Señor, nacido de mujer, que nos ayuda a vivir de otra manera.

miércoles, 7 de mayo de 2014

Solo Tú

Aunque el cansancio
forma parte de nuestra vida
Solo Tú
haces que amanezca
en mi alma
cuando la noche
es más intensa
Amén.