viernes, 19 de septiembre de 2014

Fue sorprendida



El mundo me arrastró por la fuerza hasta tu presencia. Me trató con una dureza que me cuesta olvidar. Sin embargo, cuando te ví, todo se iluminó. Me habían sorprendido los “fariseos de la vida” y me condenaban a morir “apedreada” por todos los egoísmos.
Casi sin fuerzas, te vi que estabas sentado en el suelo y escribías… Quizá eran mis renglones torcidos que Tú escribías derechos. En vez de piedras, vi que Tú descargaste sobre mi tu ternura. Tu amor me perdonó y ahora…, cuando todavía recuerdo la escena, inunda mi vida una alegría inexplicable como el paso del Camino, hacia la Vida verdadera.
“No peques más”…, pues esto sería no vivir… Es inexplicable tu Amor que vuelve a mi con el ímpetu de enamorado. Tu Amor es distinto a todo lo que había conocido… ¡Cómo podré pagar todo el bien que me has hecho!...