jueves, 28 de noviembre de 2013

En los peores momentos



Todos los momentos de tu vida,
también los peores,
están pesados en la balanza del amor.
Ya sé que no estás
para muchas reflexiones
ni para consejos
ni para palabras bonitas.
Ahora que estás atravesando
los peores momentos de  tu vida,
quiero decirte algo:
No estoy lejos de ti.
Nunca estuve más cera de ti.
El que no me sientas
no quiere decir que esté lejos.
Mi silencio no es desinterés.
Estoy a tu lado.
Aunque me creas sin Corazón,
no me olvido de ti
ni un momento.
Ahora que estás pasando
estos momentos tan difíciles,
quizás los peores de tu vida,
quiero que te llegue en tu noche,
un sencillo mensaje de mi amor.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Jesucristo, Corazón vivo


El gran descubrimiento de la vida cristiana es que Jesús está vivo. El cristianismo no es una ideología, es una Persona Viva: Jesús, que nos ha revelado el amor del Padre y nos ha dado el Espíritu Santo, Señor y dador de vida. Al entrar en contacto con la persona de Jesús, poco a poco, Él te va descubriendo los secretos de su Corazón. Te va haciendo vibrar con su amistad. Él está vivo y te hace vivir a tope. Sin Cristo el alma muere de tristeza.
La clave del descubrimiento de Jesús, que tiene el Corazón abierto, es que Él nos ofrece incansablemente su amistad. Jesús es Amigo y nos ofrece su amistad. Cuenta Jacques Loew, dominico que trabajó como sacerdote obrero en los muelles de Marsella y que tuvo charlas en la televisión francesa, que un día se le presentó una chica de Marsella, le miró fijamente y le dijo: Que sepa, padre, que yo hablo con Jesús de tú a tú. Jacques Loew le contestó: Pobrecita, decir que habla con Jesús de tú a tú, cuando con Jesús se habla de amigo a amigo.
El Corazón de Jesús siempre ha potenciado la amistad Si Jesucristo vive es para ofrecernos incansablemente su amistad. Él es amigo que nunca falla, que no falta nunca a nuestras citas.
Jesucristo vive como amigo. Su vida es transmitir amistad. Su Corazón es de amigo. Quizás el gran peligro que siempre surge en la vida cristiana es el de alejar a Dios de la vida, de los hombres, de nuestra tierra. Algunos, al contemplar a Jesús, se olvidan de su humanidad. Incluso cuando hablan de que hoy resucitado está vivo, parece que evaporan su humanidad. Presentan a Jesús, su Corazón, sin un corazón como el nuestro… al que le puedo hablar como amigo. Jesucristo, de Corazón vivo, nos habla de que es verdaderamente Dios y hombre y, como hombre, tiene un Corazón que late de amor, que está vivo y que nunca está lejos de los dramas, de los gozos y las esperanzas de los hombres.
Es amigo siempre.

martes, 26 de noviembre de 2013

Vida oculta


¿Porqué costará tanto la vida oculta, sin brillo, sin llamar la atención?
Porque, en el fondo, es una muerte a sí mismo. Es la verdadera ascesis que, en realidad, es una muerte al propio yo, para que viva Cristo en nosotros. Por eso nos cuesta tanto la vida oculta, porque es holocausto de sí mismo para dar lugar a que toda nuestra existencia sea un vivir, no para nosotros mismos, sino para el Señor.

lunes, 25 de noviembre de 2013

Quiero caminar a tu lado



No quiero ir delante de ti,
por si te pierdo.
No quiero caminar detrás,
por si no me ves.
No deseo estar lejos,
por si te cansas.
No quiero hablarte
cuando estás agobiado.
Solo quiero caminar contigo.
Solo quiero darte mi mano.
Solo quiero que me sientas cercano.
Sólo quiero que sepas que me importas.
Sólo quiero que sepas que estoy aquí,
como amigo, como hermano…
Quiero caminar a tu lado
cuando llega la noche
y es invierno,
cuando se cierran
todas las puertas y ventanas,
cuanto todo nos sale mal y hace frío.
Quiero caminar a tu lado,
y complicarme la vida por ti,
porque eres verdaderamente
mi hermano.

viernes, 22 de noviembre de 2013

Te he visto caminando



Te he visto caminando, Jesús
por todos los lugares de la tierra con tus pies descalzos.
Tus huellas están siempre impresas en la vida.
No es difícil encontrarte en la vida nuestra de cada día
cuando te acercas a mí y a todos
y nos llenas de tu ternura.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Corazón de Jesús, ternura de Dios


Dios se hizo hombre para amar con corazón humano. Quiso acercarse a todos los que sufren y acariciarlos con sus manos, mirar con ojos encendidos de amor a los niños y envolver con su mirada de cariño al joven rico.
El Corazón de Jesús es la ternura humana de Dios, que tanto ha amado a los hombres que nos ha “comprado” con su sangre. Su ternura es nuestra salvación. Por eso tenemos que vivir los cristianos en contacto con la ternura de Dios, encendidos en amor, pues si no “ardemos” el mundo morirá de pena y de frío. La ternura del Corazón de Jesús invade nuestro mundo triste y lo llena de esperanza.
Los que han descubierto el Corazón de Cristo viven con una fe cierta, una esperanza llena de claridades y un amor fecundo. Su ternura es un mar inagotable de misericordia, donde deben desembocar nuestras debilidades con la convicción de que con Él “todo es posible”.
La ternura del Corazón de Jesús es el gozo de cada día, pues su amor se ha hecho cercanía humana y nos recoge en su Corazón de carne como una “gallina recoge a sus polluelos”. ¿No es una comparación preciosa para hacernos comprender su ternura?

martes, 19 de noviembre de 2013

Luz



¿Sabes, Señor?
Esta ventana me habla de esperanza,
de luz que contagia alegría,
del gozo de ser transparente.
A veces nuestro corazón se viste de otoño
y, sin embargo, Tú nunca estás lejos.
Te acercas a mi vida
para llenarla siempre
de la luz de tu Presencia.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Cuando no puedas más



Sé de tus cansancios de cada día,
de tus múltiples temores,
de tus grandes conflictos.
Sé de tu vacío cuando te vas a acostar
y de tus noches oscuras
cuando parece que todo se acaba.
Piensa en mí
cuando no puedas más;
háblame con tus gritos de miedo
y tus palabras de cansancio.
Cuando no puedas más
acude a mi, que te quiero,
que soy ternura en tu noche,
alegría en tus momentos oscuros.
¿Sabes una cosa?
Tu nombre está escrito en mi Corazón;
te amo como eres y siempre;
me sé de memoria tus quejas
y las escucho una por una.
Siempre te llevo en todo mi ser.
Y cuando no puedes más,
me gusta acercarme a ti de puntillas
y estrecharte contra mi Corazón.

viernes, 15 de noviembre de 2013

Corazón de Jesús, fuente de unidad

El grito del Señor en la última cena fue “que todos sean uno”. Éste es su anhelo más grande, su mayor deseo: que todos sean uno en su Corazón. La pastoral de comunión, de ecumenismo, de unidad… ha de realizarse siempre en el amor, amor que brota de su Corazón abierto.
Cristo es la fuente de la unidad. En su Corazón somos uno. Él no sólo da unidad a toda la Iglesia, sino también nos hace uno en el amor, en su Amor, para vivir entregando la vida y sembrando esperanza de unidad, allí donde hay división y los corazones están rotos.
Las heridas contra la unidad de la Iglesia, contra la unidad del género humano, contra la unidad de cada persona que por el pecado está dividida, se “curan” volviendo una y otra vez a beber de las fuentes del Corazón del Salvador.
Es su Corazón, en ese “punto rojo” –como lo llama von Balthasar- donde se realiza la unidad, la armonía, el “ser uno”, y donde toda la Iglesia encuentra el gozo de vivir en comunión con su Señor.
El pecado divide, el Corazón de Cristo une. Las divisiones siempre son producto de la dureza de nuestro corazón, de las faltas de mansedumbre y de humildad. La unidad se logra cuando vivimos en la Verdad que es Cristo. Desde la Verdad, que nos transmite la Iglesia, hemos de vivir con el convencimiento de que nada ni nadie nos podrá separar del Amor Redentor de Cristo, que desea siempre para nosotros el Sumo Bien.
Así, el Corazón de Cristo, que se abre de par en par, es para nosotros fuente de unidad, porque es ahí donde los hombres aprenden que “Dios es Amor” (1 Jn. 4,8) y que el amor tiene un nombre: el Corazón de Jesús.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Me queda la esperanza (2)

 Cuando un camino se cierra
se abren mil ventanas.
Cuando la noche se acerca,
comienzan a salir las estrellas.
Cuando entramos en un túnel,
al final se divisa una luz.
Cuando nos acecha el invierno,
no está lejos la primavera.
Cuando todo parezca mentira,
me queda tu verdad.
Tú eres mi Esperanza,
mi única esperanza,
mi gran esperanza eres Tú.
Contigo todo saldrá bien.
La última palabra no la tiene el dolor,
ni la muerte, ni la duda,
ni el cansancio.
Contigo nos queda la esperanza.
Por eso, estreno cada día el gozo de vivir
con el convencimiento de que me amas
siempre y a contracorriente.

martes, 12 de noviembre de 2013

Corazón de Jesús, nuestro refugio


Dice un salmo: “Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti”. El Corazón de Cristo es nuestro refugio en los momentos difíciles y siempre. Es refugio no huida. Se cuenta en el Antiguo Testamento que cuando un ladrón huía de la justicia, se refugiaba en el Templo y allí no podía entrar la justicia, pues era un lugar reservado para sólo Dios. Esta comparación es muy hermosa aplicada a nuestra vida. A nosotros nos cuesta mucho el permanecer delante de la justicia de Dios. Verdaderamente somos pecadores… pero nos introducimos en el templo de su Corazón donde sólo llega su Misericordia y ahí hacemos el refugio de nuestra vida. Para sentirnos seguros en su misericordia, que debe ser el refugio de nuestro corazón.
Vivir con este convencimiento de que el Señor es nuestro refugio cuando lo pasamos mal, cuando la vida nos pone a prueba, cuando nos sentimos cansados y agobiados.
El Señor es nuestro refugio siempre. En Él podemos confiar. Con Él estamos seguros. El Señor con su Corazón es nuestra garantía-refugio. Todos sabemos lo que es la garantía cuando compramos algo. La garantía significa que si se “estropea” lo que hemos comprado, la garantía lo soluciona. Pues nuestra garantía es el Corazón de Cristo, que es refugio. Con Él nuestra vida nunca fracasa, no se “estropea”. Él es la garantía de los pobres, de los que sufren. Con  él nunca en nuestra existencia estamos perdidos, todo se puede solucionar. A veces me encuentro en mi vida con hombres y mujeres que parece que arrastran un cadáver en el corazón. Son pesimistas. Les cuesta vivir. No tienen casi ninguna esperanza. Y siempre les presento a Jesús y les digo que con Él todo tiene solución. Es refugio en los momentos de peligro. Es gozo contra la tristeza. Con Él nuestra vida siempre tiene salida. Sin Él ¿dónde iremos? Jesús es refugio siempre y nos llena el alma de la certeza de su amor. ¡Si! Somos amados siempre y su Corazón es el refugio donde podemos pasar las duras tormentas de la vida.
Acercándonos a Él, nuestra vida se transforma en fiesta. En su Corazón se bebe el vino de la alegría. Cuando no podemos más, es refugio que nos da la garantía de que su amor hacia nosotros es incondicional.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Peregrinos



Peregrinos por caminos del mundo.
Pasamos haciendo el bien,
sembrando esperanza en cada senda de la vida.
Somos peregrinos al encuentro del Padre
con el gozo de vivir a tope la vida
y llenar nuestro mundo de palomas blancas.
Peregrinos, caminantes…
estrechando el corazón de los pobres,
de los que viven sin nada.

jueves, 7 de noviembre de 2013

Corazón de Jesús, nuestro descanso


El Señor nos dijo:  Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré. Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón y encontraréis vuestro descanso (Mt. 11, 28-29).
Jesús es nuestro descanso porque en Él se encuentra amor y paz. Lo decía san Juan de la Cruz, quien ama ni cansa ni se cansa. Descubrimos al amar que nuestro corazón descansa en el de quien nos ama. Ahí descansa el esposo, la esposa, el hijo, el amigo,… Nosotros descansamos cuando descubrimos que somos amados por Jesús tal como somos y que el Señor nos quiere con locura.
Cuando acaban las vacaciones, muchos hombres y mujeres descubren que no han podido descansar. ¿Qué les ha fallado? El descubrimiento de que el corazón humano descansa, no en no hacer nada, ni siquiera en no tener preocupaciones, sino en “como un niño” tener un corazón que sea manso y humilde y sin ambiciones. Así lo dice el salmo: mi corazón no es ambicioso, ni mis ojos altaneros, no deseo grandezas que superan mi capacidad, sino que acallo y modero mis deseos, como un niño en brazos de su madre (Sal. 130/131).
Nos agota y cansa el egoísmo, nos descansa el amor Tenemos que saber descansar poniendo nuestro corazón en Jesús, que tanto nos quiere y que siempre desea para nosotros lo mejor.
Descansar tiene un nombre: Cristo. Como también descansamos en la verdadera amistad o en cada persona que nos quiere.
Descansar es vivir la alegría de experimentar el amor total de Cristo hacia nosotros. Vivamos con el convencimiento de que lo que verdaderamente nos hace descansar es aprender de Jesús, que es manso y humilde, y saber que Él nos quiere siempre.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Inocencia



Tus ojos grandes,
tu mirada inocente…
me encantan tus ojos limpios,
con la sencillez
de todos los niños de la tierra.
¿Cómo es la mirada de Dios?
Tus ojos son
como la eterna mirada de Dios.
Tus ojos son demasiado puros
para recrearte en la maldad.
Son ojos llenos de amor
con toda la inocencia
y sencillez de los niños.

martes, 5 de noviembre de 2013

Te quiero como eres



Así te quiero,
de carne y hueso,
te amo como eres,
con tus cansancios y desamor,
con tus fallos,
con tus defectos tan claros
que tanto te hacen sufrir.
¡Sí! Te quiero como eres,
bailo de alegría por ti
porque eres amigo verdadero.
Nadie te quiere como yo
y quiero que seas como te soñé,
amando siempre,
forjando ilusiones,
estrenando cada día la vida.
Te quiero como eres
y te quiero
como nadie te ha querido
ni te querrá nunca.
Porque eres para mí
lo más importante del mundo
y te amo siempre.

lunes, 4 de noviembre de 2013

El Corazón de Jesús, Fuente de Agua Viva


Jesús se lo dijo a la samaritana y lo va a repetir en la cruz: Tengo sed (cf. Jn. 4, y Jn. 19, 28).
El Señor tiene sed de mi amor. Jesús es el “agua viva” y el sediento. Tiene sed de amar “hasta el extremo” y sed de ser la fuente de agua que brota “hasta la vida eterna”.
Cuando del Corazón traspasado de Cristo en la cruz sale sangre y agua (Jn. 19, 34), el evangelista ve cumplido que Jesús es la fuente de agua viva donde pueden acudir todos los sedientos de amor para alcanzar la salvación.
El hombre necesita beber del Amor y amar “dando la vida”; para eso tiene que beber de la fuente de agua viva que es el Corazón traspasado del Señor.
Los israelitas en el desierto buscaban fuentes de agua para saciar su sed. Los hombres de todos los tiempos tratan de saciar su sed de amar y lo encuentran en Cristo, que abre de par en par su Corazón para decirnos que nos ama siempre y con locura.
El Corazón de Jesús es un Corazón sin puertas. Es fuente de donde brota la verdadera libertad y el verdadero amor. Sin Jesús, el hombre muere de tristeza y agoniza por falta de amor. Encontrar a Jesús es encontrar en el “desierto de la vida” el verdadero amor que sacia plenamente nuestros corazones.
Es curioso que san Juan, que siempre habla del agua como vida al contemplar a Cristo muerto en la cruz y ver brotar “agua y sangre” de su costado es como si viese un adelanto de la resurrección: en el Crucificado, del que brota “agua”, viene galopando ya la resurrección y la vida.
Jesús es el agua viva, que sacia nuestro corazón sediento de amor. Por Él, con Él y en Él, encontramos que el “agua viva” nunca dejará de brotar de su Corazón abierto. En Él, el hombre encuentra el gozo de “beber” de la fuente de la salvación. El Corazón de Jesús, fuente de agua viva, es nuestra salvación; nuestra esperanza de que Dios nos ama siempre y sin puertas, con Corazón abierto y redentor, para que los hombres “tengan vida y la tengan en abundancia”.